La agricultura es una de las actividades económicas más importantes en Argentina, principalmente por su aporte al Producto Bruto Interno. Desde la UNLP se evalúan los efectos que causan los insecticidas sintéticos sobre agentes de control biológico de plagas agrícolas en el Cinturón Hortícola Platense.
El modelo agroproductivo predominante, utiliza gran cantidad de insumos para aumentar el rinde, y los plaguicidas sintéticos de amplio espectro se encuentran entre los principales compuestos aplicados en los agroecosistemas. Sin embargo, el uso de estas sustancias afecta no solo a las plagas sino también a los “bichos buenos” que benefician los cultivos, como vaquitas de San Antonio, avispas y arañas tejedoras, y otros que también se pueden encontrar en jardines, y macetas.
Muchos son los antecedentes que alertan acerca de los efectos adversos que estos compuestos ocasionan sobre diversos grupos de organismos -incluidos los seres humanos-. Ante esta situación, una solución es pedirle ayuda a la propia Naturaleza: el Control Biológico (CB) de plagas y el Manejo Integrado de Plagas (MIP) surgen como buenas alternativas para reducir los niveles de aplicación de plaguicidas sintéticos al ambiente.
Evaluar es preciso
En este marco, un equipo de investigación interinstitucional formado por las Doctoras Marcela Schneider y Marilina Fogel, del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE, UNLP-CONICET), y el Dr. Federico Rimoldi, del Centro de Investigaciones del Medioambiente, (CIM, UNLP-CONICET), desarrolla toda una línea de trabajo focalizada en los artrópodos benéficos para los agroecosistemas, como las crisopas. Ellos evalúan en condiciones de laboratorio y semicampo el impacto de los plaguicidas de amplio uso en el país, como así también de nuevas formulaciones de riesgo reducido sobre artrópodos benéficos asociados a las principales plagas de los cultivos agrícolas.
El CB utiliza organismos vivos para reducir y mantener la abundancia poblacional de las plagas por debajo de los niveles que causen daño económico a la producción, mientras que, con el mismo objetivo, el MIP integra diversos mecanismos de control incluidos el biológico y el químico con insecticidas sintéticos, pero promoviendo y priorizando el uso de plaguicidas que menos afecten a los agentes de control biológico existentes en los cultivos.
En cualquiera de los casos, es fundamental conocer los efectos secundarios que los plaguicidas sintéticos disponibles en Argentina pueden causar sobre los organismos benéficos de presencia espontánea en los agroecosistemas, para lograr una agricultura sustentable de bajo impacto ambiental.
Ecotoxicología para cuidar la fauna benéfica
El proyecto busca desarrollar información de base que permita tomar decisiones de manejo de plagas agrícolas que minimicen los impactos de los plaguicidas sobre la fauna benéfica que ejerce el control natural de las plagas y la polinización de cultivos.
La línea de investigación se encuadra en el marco de la ecotoxicología, una disciplina científica que estudia el efecto de los compuestos químicos sobre los ecosistemas.
“Evaluamos el impacto de los plaguicidas de amplio uso en la región, como así también de nuevas materias activas que están siendo incorporadas al mercado de agroquímicos nacional sobre artrópodos benéficos de interés agronómico, determinando efectos a corto y largo plazo y contemplando los lineamientos generales de la ecotoxicología moderna”, explicó Schneider.
La ecotoxicología moderna se focaliza no sólo en la mortalidad como parámetro biológico de evaluación, sino que promueve un análisis de la toxicidad de los plaguicidas, incorporando aspectos bio-ecológicos como el desarrollo, comportamiento, reproducción y otros parámetros a nivel demográfico y comportamental de los organismos, que son fundamentales para el rol que desempeñan como controladores biológicos.
La importancia de estudiar lo propio: Cinturón Hortícola Platense
Por su parte Rimlodi hizo énfasis en la mirada local. Detalló que “los estudios iniciales los llevamos adelante en condiciones controladas de laboratorio con sistemas plaga-enemigo natural asociados a cultivos extensivos de soja, y posteriormente, incorporamos estudios sobre sistemas asociados a los cultivos del Cinturón Hortícola Platense, por su importancia local y regional de este tipo de producción. Actualmente, estamos ampliando la cantidad de organismos y plaguicidas evaluados e incorporando estudios en condiciones de semi-campo que permitirán la obtención de resultados con mayor realismo ecológico”.
Depredadores y parasitoides versus plagas
Los depredadores son organismos que se comen otros insectos considerados plagas: consumen varias presas a lo largo de su vida. Ejemplos de predadores son las crisopas y las mariquitas o vaquitas de San Antonio En cambio los parasitoides son insectos que depositan los huevos sobre o dentro de sus hospederos (plagas) y luego se desarrollan y alimentan del mismo causando su muerte. Se encuentran en este grupo algunas moscas y avispas.
Hasta el momento, los investigadores analizaron los efectos de plaguicidas sobre depredadores: Chrysoperla externa, C. argentina (Neuroptera: Chrysopidae), Eriopis connexa, Harmonia axyridis, Hippodamia variegata (Coleoptera: Coccinellidae) y Alpaida veniliae (Araneae: Araneidae) y sobre parasitoides: Trichopoda giacomellii (Diptera: Tachinidae), Trissolcus basalis (Hymenoptera: Platygastridae), Eretmocerus mundus (Hymenoptera: Aphelinidae) y Diaeretiella rapae (Hymenoptera: Braconidae).
Las evaluaciones se realizaron considerando distintos estados de desarrollo de las especies seleccionadas debido a que los efectos sobre estos organismos varía dependiendo del estado de desarrollo en el que es expuesto al plaguicida, entre otras variables.
En cuanto a los plaguicidas, hasta el momento se evaluaron formulados comerciales registrados en Argentina pertenecientes a diferentes grupos químicos y con diferentes modos de acción. Se estudiaron insecticidas neurotóxicos (acetamiprid, ciepermetrina, spinosad endosulfan e imidacloprid), insecticidas de riesgo reducido (metoxifenocida, pyriproxyfen, azaridactina, spirotetramat, metaflumizona y teflubezuron) y el herbicida glifosato. En todos los casos se analizaron los efectos de las máximas dosis registradas para uso en el campo y algunos también dosis menores a fin de tener un conocimiento amplio de los potenciales efectos de estos compuestos.
La exposición de los plaguicidas a los enemigos naturales de las plagas se realiza a través de diferentes vías, contacto (tópico, inmersión), ingestión (agua de beber, presa tratada), residual. Para el estudio se siguieron protocolos de la Organización Internacional de Control Biológico (OICB) y otras metodologías desarrolladas por el grupo de investigadores, teniendo en cuenta las vías de contaminación más comunes en el campo.
Para evaluar la toxicidad de cada plaguicida no solo se tuvo en cuenta la capacidad de matar a los insectos sino también otros efectos perjudiciales importantes que podrían afectar su supervivencia, tiempos de desarrollo, longevidad, fecundidad, fertilidad, demografía, efectos teratológicos y comportamiento, entre otros parámetros de vida relacionados con su desempeño como controladores biológicos de plagas.
Efectos nocivos de los insecticidas neurotóxicos
Los insecticidas neurotóxicos se llevaron el galardón de ser los más tóxicos: causando altas mortalidades y efectos subletales en los insectos sobrevivientes tales como alteración del tiempo de desarrollo, reducción de la fecundidad y fertilidad y reducción de parámetros de consumo. Cabe destacar que el uso de endosulfán para el control de plagas está prohibido desde 2013 en nuestro país, pero el resto de los plaguicidas evaluados hasta el momento continúan siendo ampliamente utilizados. Los neonicotinoides por su parte, si bien están siendo cuestionados en varios países de Europa debido al impacto negativo que ocasionan en los polinizadores, en nuestro país se encuentran entre los insecticidas más utilizados.
Los estudios realizados por este grupo de investigación demostraron también efectos tóxicos de estos insecticidas sobre diferentes enemigos naturales comúnmente presentes en los agroecosistemas de Argentina, por lo que el uso de estos compuestos en programas de manejo de plagas debería ser evaluado con atención a fin de no afectar a estos biocontroladores.
Riesgo reducido
Con respecto a los insecticidas de riesgo reducido en líneas generales presentan una menor toxicidad en comparación con el resto de los grupos evaluados. Sin embargo, en algunos estudios los investigadores observaron efectos a corto (mortalidad) y a largo plazo (reducción de la fecundidad y efectos teratológicos), que alertan sobre la necesidad de profundizar el análisis de estos compuestos.
El primer premio entre los insecticidas de riesgo reducido evaluados fue para el metoxifenocida, que resultó inocuo para los insectos T. basalis, T. giacomellii, E. connexa y C. externa..
En relación al herbicida glifosato, si bien no provocó efectos letales, indujo efectos subletales relevantes sobre el desempeño y diferentes parámetros demográficos de los depredadores A. veniliae y C. externa que podrían reducir abruptamente las poblaciones naturales de estos organismos.
El equipo de investigación es pionero en el país en esta línea de trabajo y se ha constituido como referente de la temática en Latinoamérica
El grupo de trabajo es interdisciplinar y está conformado por miembros del CEPAVE y del CIM:
Dra. Marcela Inés Schneider, Ingeniera Agrónoma, Investigadora Principal CONICET (E-mail: mschneider@cepave.edu.ar) CEPAVE
Dr Federico Rimoldi, Ecólogo, Investigador adjunto CONICET CIM
Dra Marilina Noelia Fogel, Zoóloga, Investigadora Asistente CONICET. CEPAVE
Dra. Bárbara Defea, Bióloga, Investigadora Asistente CIC (CEPAVE)
Tesistas
Ingeniera Agrónoma Julieta Kolac, CIM
Ingeniera. Agrónoma. Victoria Fernández Acevedo, CEPAVE
Licenciada en Biología Verónica Silvana Caruso, CEPAVE
Personal de Apoyo
Sr. Matías Rosales, CEPAVE